The Sandin - Fremaint Family of Puerto Rico:Information about Ramon Apolinar Sandin
Ramon Apolinar Sandin (b. July 23, 1885, d. Abt. June 1961)
Ramon Apolinar Sandin (son of Andres Sandin and María Agripina Martinez) was born July 23, 1885 in Vega Baja, PR, and died Abt. June 1961 in San Juan, PR.He married Julita Del Manzano on April 04, 1909 in Iglesia Nuestra Señora del Rosario, Vega Baja.
Notes for Ramon Apolinar Sandin:
En la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Vega Baja; Libro de Bautismos Núm. 18, folio 92, se encuentra el acta de bautismo de Ramón Apolinar, la cual lee como sigue:
"En la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de la Vega Baja Diócesis de Puerto Rico á treinta de agosto de mil ochocientos ochenta y cinco, yo D. Pedro María Berríos, su Cura Ecónomo, bauticé solemnemente a Ramón Apolinar que nació el día veinte y tres de junio último, a las diez de la mañana, hijo legítimo de D. Andrés Sandín y de Da. Agripina Martínez hija legítima de D. Ramón y de Da. Carmen Vega naturales y vecinos de esta parroquia; siendo padrinos D. Juan P. Sandín y Da. Carmen Martínez mis feligreses a quienes impuse del parentesco y obligaciones contraídas, de que certifico =_______ = natural de Zamora = no vale #".
Libro de Matrimonios Núm. 7, folio 277, # 51: "En esta Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Vega Baja a los cuatro días del mes de abril de mil novecientos nueve, Yo el Presbítero D. Antonio García, previos y cumplidos todos los requisitos que el Ritual romano prescribe, presencié el matrimonio que in facie Ecce contrajeron Ramón Sandín Martínez, hijo de Andrés y Agripina, de 23 años, con Julita del Manzano y Dávila, hija de Pedro y Obdulia, de 22 años; se confesaron y fueron testigos Alejandro Sandín y la Sta. Carmelita Otero; doy fe =".
Censo de 1920: Viven en la Calle de Baldorioty de Vega Baja. Sólo han nacido los varones. Vive con ellos la madre de Julita, Obdulia Dávila, viuda, y dos sirvientas: Eustaquia Morales y Petra Millán. Esto fue muy poco antes de mudarse a Ciales. MI abuelo aparece como supervisor escolar.
Censo de 1930: Viven en Toa Alta, en la calle Muñoz Rivera. Ramón figura como profesor de escuela pública y su hijo Ramón como perito mercantil. Viven con la familia dos sobrinos: Héctor y Mercedes Del Manzano.
De acuerdo con mi tío Pedro Juan Sandín, mi abuelo había completado los estudios de escuela superior y se sometió a un examen cuyo fin era identificar jóvenes talentosos que pudiesen ser maestros. Ramón obtuvo la segunda nota más alta, y fue así como ingresó al magisterio y llegó a ser Superintendente con sólo un grado de escuela superior. Cuenta también Pedro Juan que mi abuelo había desplazado, en su primer puesto como maestro en Vega Baja, a la señora que había obtenido la nota más alta en el examen antes mencionado. Especula Pedro Juan que, entre el discrimen contra las mujeres y el hecho de que el padre de Ramón era en ese momento alcalde y su suegro juez municipal, la pobre señora no tenía buenas posibilidades de prevalecer...
Semblanzas publicadas en la revista "Entre Flamboyanes" de la Escuela Superior de Fajardo, dedicada, "en homenaje de respeto y simpatía a Don Ramón Sandín Martínez", en las navidades de 1936.
Nuestro Superintendente
Por: Jorge Guzmán
He abandonado un instante mi espíritu de juventud y de regocijo, para complacer mi corazón en el cumplimientode mi deber como estudiante y ciudadano. Me he detenido ante la recia, pero firme esperanza de cumplirlo bien, teniendo, para combatir la timidez y el temor, la fuerza de un fecundo brote de agradecimiento. He hecho girar la frase dócil hacia un rasgo de oro, donde había de hallar la figura noble y sencilla de nuestro actual Superintendente, señor Ramón Sandín Martínez.
Hijo de Don Andrés Sandín y de Doña Agripina Martínez, castellano el primero y puertorriqueña la segunda, abrió sus ojos a la luz del mundo el día 23 de julio de 1885, en el pueblo de Vega Baja. Favorecióle el Supremo Hacedor con haberle nacido hijo de padres ricos.
Sus primeros años transcurrieron envueltos en sucesos dignos de mención. Apenas vibraron en su cerebro las primeras fibras del conocimiento, notó el ambiente tan desfavorable desde el punto de vista educativo, en que tendría que desenvolverse. Los métodos de enseñanza en su tiempo eran llanos y desproveídos de facilidades, como conocen nuestros padres y abuelos que vivieron bajo el régimen español por un tiempo considerable. El, dotado de una fuerza de carácter bien visible al través de diversos aspectos de su vida, se sobrepuso a la inmensidad de las espinas, y llegó a probar la emanación feliz que surge en aquellos que son originadores del esfuerzo.
Una voluntad sobrehumana fué la que tuvo el señor Sandín para ascender los primeros peldaños en el desarrollo de sus facultades. Ellas le inclinaban al misterio. A los doce años de edad, cuando cursaba aún su instrucción primaria, sus padres perdieron toda su fortuna y vióse precisado a trabajar como oficial en una panadería, propiedad de éstos. Más tarde, despúes de terminada su instrucción elemental, seguramente que el sentimiento del señor Sandín, descansaba sobre el recuerdo de su maestro, de su mejor orientador y noble escultor de su espíritu en sus primeros años, y que respondía al nombre de Miguel Rodríguez Sierra, miembro del Instituto Civil de Puerto Rico. Para tan digno favorecedor debe haber tenido Dios la gloria del cielo, y el señor Sandín, un gesto puramente histórico, índice de su actual desenvolvimiento, tan felizmente matizado.
Habiendo cursado sus estudios primarios sin perjuicio contra su salud, pues el señor Sandín nunca ha enfermado, rindió su espíritu de actividad a la ensenñanza. Y he aquí que a los diecisiete años de edad, ya era maestro rural. Ascendió poco tiempo después a maestro graduado, y a los 21 años adquirió el cargo de maestro principal, el cual ejerció hasta el 1919. En esta fecha fue nombrado Superintendente de Escuelas en Vega Baja. De Vega Baja, pueblo en que viviera por 33 años, pasó a Ciales después a Toa Alta, y de allí a nuestra ciudad de Fajardo. Siete años hace que ejerce aquí su profesión, y aproximadamente 31 años que comenzó su labor como profesional. Fué maestro rural dos años, maestro graduado dos años, maestro principal nueve y es Superintendente de Escuelas hace diez y siete años.
Durante siete de éstos, Fajardo ha sido el escenario de su vida. Para él nuestra ciudad posee excelentes probabilidades. Se siente muy agradecido de sus ciudadanos y considera su administración una base firme para su futuro desenvolvimiento.
Cuatro ayudantes ha tenido el señor Sandín bajo su dirección. A todos ellos los califica como hombres preparados. Ve en el sistema educativo de nuestra isla, uno de los mejores del mundo, y espera concebir con el tiempo una mejoría en los métodos de enseñanza, de manera que cada estudiante reciba la instrucción que desee.
En la historia de nuestra instrucción, el señor Sandín ha introducido una página siempre radiante, desnuda de incertidumbre, y así, firme y fuerte, ante el voraz azote de los años y las circunstancias.
Como ciudadano ha sabido guiar personalmente la instrucción y desarrollo de sus ocho hijos, ramas desprendidas felizmente, después de su matrimonio con la que es hoy Doña Julia (sic) del Manzano de Sandín. De los seis varones, dos son profesionales, y los otros cuatro, graduados del Curso Comercial de nuestra Escuela Superior. Las dos niñas estudian aún, una el tercer año de instrucción secundaria, y la otra los grados primarios. Ellos todos han sabido ganar para sus padres, aplausos y simpatías, respondiendo a su deber de hijos hasta en sus más sencillas actuaciones.
He aquí los datos más sobresalientes en la vida del noble educador. Me he sentido satisfecho de poder adquirirlos y dároslos a conocer, aunque he sentido el temor de incurrir en alguna falta. Sin embargo, me reservo la felicidad de haber querido hacerlo bien, que no ha sido flaca la fuerza de mi deseo, y confío, que tras mis frases, hoy suficientemente honradas en su fondo, vosotros me alentaréis, brindando al señor Don Ramón Sandín, algo que es más que la frase, más que la inteligencia, más que la acción y el pensamiento mismo, y que es vuestra grandeza de corazón.
Testimonio de Enrique Guzmán
The thirty years spent in toil and work give credit to his well-earned reputation as supervisor of schools in Puerto Rico. Don Ramón Sandín, who for seven consecutive years has been in charge of the supervision of schools in Fajardo, is today one of our most respected citizens and truest friends.
He is tall and somewhat slender, but in no manner weak or sickly. He looks healthy and well cared for, though most of his time is spent at work. But his habits of life are so moderate and his morals so high, that work alone can not tire him. His manners are reserved, and we dare to say he is a little shy, but hidden deep in his heart we can guess the frank, generous feelings that move him to be just in his dealings and gentle in his talk. He walks slowly and treads firmly with a slight tendency to lower the left shoulder as he moves, though he keeps himself straight and strong. He greets a friend with no marked signs of affection but his greeting is always accompanied by a smile that is friendly and welcoming.
As the supervisor it must be said that we owe him something that cannot be paid in money. Schoolwork has been so well organized in these last few years, things are going on so smoothly and peacefully, and everybody's rights are so considered that we all feel indebted to him for such beautiful work. It is a special trait in his character that duty is to be fulfilled justly on all occasions, and this commandment he has kept faithfully since he started, unmindful of criticism or idle talk. It is this marked spirit of justice formed deep in his catholic heart, that has made him so welcomed among us.
We need him badly; we want him with us; we are proud of him. Proud of this man are his wife and children; proud of the citizen is the city of Fajardo; proud of the supervisor are the teachers and pupils who love him with a love and respect that lie deep within our hearts.
Maestros del ayer
Por Juan Carreras
Para el 1910 era yo alumno de los grados séptimo y octavo de la escuela de mi pueblo "José G. Padilla". Don Ramón Sandín Martínez enseñaba Gramática Castellana; don Manolo Pérez Melón tenía a su cargo las clases de Lenguaje, y don Andrés -(o Andresito, como cariñosamente le decíamos)- nos daba lecciones de Aritmética. Eran ellos tres maestros completos, es decir, dominaban a perfección las materias que enseñaban y había alma en cada una de sus explicaciones...
Cuando don Ramón daba comienzo a su clase de la mañana había un interés profundo de parte del alumnado por conocer algo nuevo... Era don Ramón de una personalidad distinguida; de cabeza erguida, frente amplia, de hablar reposado y tranquilo. Su primer ademán, antes de dar principio a su cátedra, era ajustarse el nudo de la corbata, lo que siempre hacía maquinalmente. Luego abría el libro de texto y nos decía: "Hoy vamos a tener un repaso de los verbos reflexivos y los verbos recíprocos"... Y preguntaba: "¿Quién de ustedes recuerda la definición de los verbos reflexivos?"... Todos levantábamos las manos. Don Ramón señalaba a una alumna; ésta se ponía de pie y respondía: "Cuando el sujeto de una oración realiza y recibe simultáneamente la acción del verbo, ese es un verbo reflexivo". La contestación es correcta -decía don Ramón, y volvía a preguntar: "¿Tendría usted la amabilidad de producir un ejemplo que demuestre lo que es un verbo reflexivo?"... La joven se ponía de pie nuevamente y decía: "Yo me baño todos los días"; e inmediatamente daba su explicación de este modo: "Yo, es el sujeto de la oración; me baño, representa la acción del verbo; acción que el sujeto realiza y recibe a un tiempo mismo"...
Don Ramón le daba las gracias a la joven que en forma apropiada rendía una definición correcta de lo que era un verbo reflexivo. Entonces, continuando con el resto de su cátedra preguntaba de nuevo: "¿Quién de ustedes puede dar la definición gramatical de lo que es un verbo recíproco?"... Todos levantábamos las manos. Don Ramón señalaba esta vez a un alumno; éste se ponía de pie y respondía: "Cuando el sujeto de una oración se componen de dos o más personas o cosas, y si el verbo expresa una acción mutua entre dichas personas o cosas, entonces ese verbo se convierte en recíproco"?... Don Ramón aceptaba con satisfacción la definición dada por el alumno; pero volvía a preguntar: ¿Tendría usted la amabilidad de darnos un ejemplo de lo que es un verbo recíproco"?... El joven se ponía de pie otra vez y respondía: "María y Antonio se disputan el primer premio del concurso." E inmediatamente daba la siguiente explicación: María y Antonio, que es el sujeto de la oración, reciben cada uno de ellos la acción en un solo tiempo del verbo se disputan; acción que es recíproca, porque recae a la vez en las personas que se disputan el primer premio del concurso a que hace mención el sujeto de esta oración"...
Siempre que terminaba una de sus clases, don Ramón tenía frases de estímulo para sus discípulos, y su despedida "hasta mañana" la cerraba con estas palabras de un gran sentido paternal: "Les doy las gracias por haberme dado la satisfacción de conducir una clase más con la ayuda de alumnos que hacen honor al grado que estudian. Mañana, si Dios lo permite, volveremos a encontrarnos"...
Don Ramón procedía de una familia de maestros. Su esposa y dos de sus hermanos ejercían el Magisterio. Los que tuvimos el privilegio de haber sido sus discípulos en el salón de clases, gozábamos años después -(ya en la edad de mayores responsabilidades)- cuando tuvimos el honor de ser sus compañeros en la ingente tarea de enseñar al que no sabe... Don Ramón sentía la profesión espíritu adentro y la desempeñaba con dedicación limpia, como un educador que lleva a Dios por guía e inspiración... Por eso, cuando lo recordamos en la querida escuela "José G. Padilla" de nuestro pueblo, dando su cátedra favorita que era la Gramática Castellana, surge en nuestra mente toda una época de luz y de esperanza, porque la escuela la hacía el maestro con su amor y cariño, estableciendo lazos de comprensión recíproca entre maestros y estudiantes...
More About Ramon Apolinar Sandin:
Burial: Unknown, Cementerio Buxeda, Cupey.
More About Ramon Apolinar Sandin and Julita Del Manzano:
Marriage: April 04, 1909, Iglesia Nuestra Señora del Rosario, Vega Baja.
Children of Ramon Apolinar Sandin and Julita Del Manzano are:
- +Ramon Alfonso Sandin, b. December 19, 1909, Vega Baja, PR, d. January 1985.
- +Antonio Sandin, b. February 05, 1912, Vega Baja, PR, d. March 1996, San Juan, PR.
- +Pedro Juan Sandin, b. July 10, 1913, Vega Baja, PR, d. October 24, 2007, Tampa, Florida.
- +Pedro Andres Sandin, b. June 30, 1914, Vega Baja, PR, d. May 13, 1998, San Juan, PR.
- +Gilberto Sandin, b. August 20, 1915, Vega Baja, PR, d. September 04, 2000, San Juan, PR.
- +Alfredo Sandin, b. October 21, 1916, Vega Baja, PR, d. January 03, 2004, Carolina, PR.
- Carmen Luz Sandin, b. August 01, 1920, Vega Baja, PR, d. January 28, 1991, Guaynabo, PR.
- +Maria Teresa Sandin.